Llama ostentosamente la atención que, siendo este post de publicación futura, sea uno de los que más visitas haya recibido en los últimos días.

Y es que La Conspiración, que era uno de los temas predilectos del mundo outsider, el cual estaba falsamente asociado al pensamiento de izquierdas, ahora, en los últimos tiempos, y tras la pandemia, se ha convertido en una pulsión arrolladora (es con dos ‘eles’, por si la duda te ha atacado como a mí).

Pulsión del pensamiento colectivo fundamentalmente de una clase media acomodada que no tiene que luchar por su supervivencia material pero que ve cómo sus posibilidades, sus futuribles de crecimiento y los de sus hijos están cada vez más mermados, y que se plantea cómo funciona el mundo y se pregunta compulsivamente si el sistema establecido le está respetando los derechos, o si por el contrario, no es un esclavo más de la gleba.

La mano invisible de las elites es cada vez más patente aunque, nosotros, los pobres mortales, seamos proveídos de fuentes de desinformación que juegan con nuestras intuiciones, y nos hacen dudar de nuestros juicios, en una sociedad occidental muy pro joie de vivre y que prefiere bailar una coreografía de Rosalía antes que sumergirse en las profundidades de La estructura del Mal.

Si eres ya un lector desapasionado y casi molesto-dependiente de la detective Borg sabrás porque lo habrás sufrido, que tiene por costumbre incomodar al lector con prolegómenos larguísimos y que no vienen a cuento, aparentemente, para espantar a ese lector de Tik Tok o de Instagram con la atención tan ‘hecha mierda’ que solamente puede concentrarse en algo menos de 1 minuto, antes de pasar a la siguiente cosa.

Y no, no es este el tipo de lectores de consumo de información rápida y de la basura el que nos interesa que venga a nuestra agencia de procesamiento computacional de información criminal.

Pero ya, sí, volviendo al tema.

Estábamos hablando de la teoría de la conspiración y de los crímenes…

Y ya sí, entrando en materia…

Lo primero que uno, si es que pertenece a este mundillo, debe plantearse es si está de acuerdo con la teoría de la conspiración que defiende que las elites crean ficciones de naturaleza real dentro de la realidad real, y si estás de acuerdo también en que para ello utiliza fuentes de información procedentes de la ficción. Ejemplo paradigmático de este hecho es el caso Titanic.

En segundo lugar, una vez que hayas contestado a esta pregunta, debes hacerte otra de corte más concreto. ¿Es el crimen de Daniel Sancho un crimen ad hoc?

Y, ya, por último, en tercer lugar, si aceptas la proposición anterior, ahora solamente cabe preguntarse qué finalidad tiene esta noticia y cuál es el hecho que está tapando. Como me gusta ejemplificar mis teorías con otros casos de la realidad, remito al lector conspiranoide, (si no lo eres, a estas alturas, no sé qué haces aquí ya), a reflexionar sobre las noticias de extraterrestres que salieron hace una semana.

CONTINUARÁ…

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