En el siglo XXI, la resolución de crímenes ha avanzado ‘una barbaridad’ como dirían aquellos que han estudiado en ‘la universidad de la vida’. Y razón no les falta. Y también es verdad que los medios de comunicación ya en el siglo XX comienzan a jugar un papel CLAVE en el avance de las investigaciones, sobre todo en los casos de asesinos en serie que establecen un juego del gato y el ratón con la policía, y que quieren pasar a la historia de la humanidad por los crímenes cometidos.

En este caso, cualquier aficionado aburrido, que no tenga nada que hacer en su tiempo libre, y que se haya puesto ‘con la tontería’ a analizar este crimen a través de los ‘recortes de internet’ sin ninguna aspiración y siempre desde la humildad del que no sabe nada, se ha dado cuenta de que las informaciones que se van publicando responden a una táctica casi futbolística, de mucho toque de balón y pases de gran calidad técnica.

Recientemente, hemos conocido los lugares del atuendo de la finada en los que se han encontrado restos de su propia sangre. Dios bendiga a E. y la tenga en su gloria. Todes estamos conmocionades por este fallecimiento sobre el que, a día de hoy, es difícil armar un relato, crear una narrativa, a pesar de la cantidad de datos procedentes de la tecnología y del análisis forense.

La jueza, que con todos nuestros respetos, ejem, y dejémoslo ahí, también se ha dado cuenta de ello, y apremia a los investigadores para que creen esta narrativa.

Pero aquí falta algo, una pieza importante, una clave que no va a destapar la ciencia pura, sino las ciencias mixtas, ya tirando más al lado de las humanidades, y que pasa indefectiblemente por la bella y apasionante parcela de conocimiento que recibe el nombre de Psi-sociología.

Podemos expresarlo así, de forma estrictamente académica, o podemos también usar una expresión vulgar y decir que aquí lo que falta es SALSEO, CHISME, información de carácter social, sobre el entramado de relaciones sentimentales-amistosas-amorosas e intereses socio-económicos que unían a las personas implicadas en los hechos.

Y lo cierto es que es de lo más normal que se sienta una gran frustración al tratar de extraer información de dicha naturaleza y no poder. Ya todos conocemos cómo es la idiosincrasia de las tierras de Castilla, y más de hombres recios, que no han probado el maná de la poesía, que se cierran en banda cuando se trata de ahondar un poco en sus almas, y lo único que se obtiene es una respuesta corta, simple, sencilla, sin ningún tipo de elaboración emocional, sin ningún razonamiento que analizar, ninguna palabra a la que darle vueltas, ningún discurso al que someter a la prueba de la coherencia y de la cohesión.

Impotencia debe ser poca.

La realidad es simple y se puede expresar, como decía García Márquez con apenas 800 palabras que componen el léxico básico de la lengua española, y así, con estos hombres de pocas palabras, por mucho que preguntes, es muy difícil trabajar.

Y nosotros/as/es todo lo entendemos.

Pero hay algo que nos da vueltas una y otra vez sobre la cabeza. Un pensamiento que tratamos de apartar, de mandar al subconsciente, reprimirlo como decía Freud, y que sin embargo, vuelve a aflorar de forma repetitiva. Algo que no se entiende y es lo siguiente.

Se ha dicho que nuestra finada, porque es ya de todos, porque todos la sentimos y la queremos como si fuera nuestra amiga, tardó un tiempo en fallecer. Quizás fuera consciente de ello, porque al parecer, según indica esta nueva información sobre los restos de sangre, parece que se llevó la mano a la frente y luego, esta sangre se expandió con sus gestos por diferentes puntos de la indumentaria, incluida el bolso.

Como parte de esta sociedad española, ¿qué explicación podemos encontrarle a este suceso? Es decir, volviendo al tema de la falta de narrativa, cómo se pudieron suceder los hechos para que esto pudiera ocurrir así y no de otra forma.

A día de hoy, lo que se puede inferir es que el principal sospechoso pudo atropellarla y luego dejarla morir sin ofrecerle socorro. Pero esta hipótesis a los habitantes del pueblo no puede entrarles en la cabeza. ¿Cómo puede ser esto posible y en qué cabeza puede caber? Una persona que dice ser su amigo, una persona que, como ya hemos dicho en otro post, se sentó a comer en su casa, que durmió allí, que tuvo una relación sentimental con la hermana, ¿en qué clase de situación tuvo que verse esta persona ‘humana’ para no socorrerla? ¿Tiene sentido esta falta de humanidad más con un ser conocido?

Esto es lo que a todos nos escama. Sí, esta es la palabra. Nos escama.

Y nos escama porque este caso no es un caso clásico de asesinato pasional, ¿no? Parece que no hay un móvil sexual, ¿no? Parece que no hay un móvil sentimental, ¿no? Parece que no hay celos, amor, pasión, sexo… Y si no hay nada de esto, ¿alguien puede decirnos qué es lo que hay? ¿Cuáles son las emociones que están detrás?

Parece todo tan neutro, tan objetivo, tan inodoro que los investigadores olfativos han perdido el rastro de las emociones, y los investigadores obsesivos dan vueltas sobre las mismas preguntas sin que ninguna información psico-social que puedan desvelar de ese micro universo de la aldea Macondo aporte una clave que permita pasarse a la siguiente pregunta y avanzar en la reconstrucción del caso.

Se suele decir, Susanita lo dijo una vez para hablar del matrimonio entre IU y Podemos en Andalucía, que cuando NO HAY AMOR, hay interés. Y parece que esta frase, que apuesto a que no es suya, sino de alguno de sus asesores en marketing político, también pueda aplicarse a este caso en concreto. Si no hay pasión, tiene que haber dinero. Y si no hay dinero, ni pasión, lo que hay es fatalidad, irracionalidad, absurdidad, o dicho de forma vulgar, lo que viene siendo cagarla una y otra vez de forma muy gorda y entrar en una espiral de errores que luego hay que encubrir de la mejor forma posible.

Y si no es absurdidad, ni es pasión ni es dinero, entonces, los sospechosos son inocentes, y debemos empezar a pensar firmemente en la hipótesis original, esto es, que ella en efecto se bajó del coche, que alguien vino y se la llevó por delante, y agonizó allí hasta su muerte. Que el conductor se bajó, apartó el cuerpo, lo colocó, y salió pitando, pies para que os quiero, y aquí paz y luego gloria.

Y es que no hay más tu tía.

Bueno, sí, (jijiji)

Quedan dos hipótesis más.

Una procedente de la Teoría de la Conspiración, y que POR SUPUESTO, no vamos a tratar aquí, porque los lectores de UB sobre este caso no paran de compartir las entradas de este caso como si no hubiera un mañana, a pesar de que la Editorial ha dicho ya por activa y por pasiva, que no se comparta, y a pesar de que el blog tuvo que estar cerrado una semana por este motivo. Tráfico, no, por favor.

La otra hipótesis es la de que fue un crimen colectivo respondiendo a razones relacionadas con negocios, llamémoles, oscuros. Y si esto fuera así, ya decimos que ese hilo invisible de Ariadna se va a cortar más pronto que tarde, para restringirlo a un primer grado de separación. Y no es por nada, sino porque ya son muchos recursos, y si uno se va por ahí, la cosa se puede alargar demasiado, y ya la cosa pasa a otros estamentos, y todo se empieza a liar, y aquí, hay prisa por resolver, por clausurar, por cerrar, y dar una explicación a la sociedad española de por qué esta persona estuvo agonizando sin socorro en medio de una carretera y nadie salvo su madre se preocupó porque llegara sana y salva a casa esa noche.

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