Todo aquel que se haya juntado con los pijos un tiempo prudencial para sacar generalizaciones sabrá que estos tienen un sentido del humor muy particular, detrás del cual se levanta escondida, agazapada, desdibujada por unos modales que reprimen las emociones directas y filtran los pensamientos, una arquitectura moral de lo más particular. Tienen los pijos una animadversión natural a todos aquellos que no son de su clase social y, sobretodo, huelen al obrerismo a cien quilómetros a la redonda. Ellos…