El asesinato de Miriam, de 25 años, duerme ahora muerto, morío y matao, en las aguas profundas del archivo judicial, sin que ninguna autoridad competente del Estado español sienta una llama ardiente en su corazón que le lleve a rescatarlo. No es tiempo de héroes, ni de detectives obsesivos que se entregan en cuerpo y alma, cual Quijote del siglo XXI, a librar injusticias y desfazer entuertos.
La detective Borg, apenada por estos hechos, le está dando otra vuelta al caso. Si te interesan sus reflexiones, quédate y sigue leyendo.