Siento empezar este post con una frase tan poco original y mil veces citada pero es que, por una vez, la detective Borg puede decir como si fuera una mami de las de antes: os lo dije, y es que es verdad; os lo dije, que el asesino de Everard había usado la autoridad que le confería trabajar en las fuerzas de seguridad del estado para que Sarah se subiera en el coche, y así fue puesto de manifiesto por la jueza en su alegato final, y es por eso que la investigación fue llevada de forma tan discreta, porque había acaecido un hecho gravísimo que podía poner en cuestión el estado de derecho. Máxime en un ambiente de tensión social en el que las mujeres burguesas habían salido a la calle a protestar porque el estado no las protegía. Y yo solo me pregunto para que veáis hasta qué punto los medios de comunicación están controlados qué hubiera pasado si se hubiera llegado a filtrar por un periódico de esos amarillistas que tanto gustan en el UK, retomo, qué hubiera pasado si se llega a saber que no solo es que el estado no las protege SINO QUE, repito SINO QUE los hombres que trabajan para ese estado se sirven de LA AUTORIDAD que dicho estado les otorga para SECUESTRAR, VIOLAR Y MATAR, a lo BTK, sí, y para colmo, un estado que no es cualquier estado, es nada más ni nada menos que el estado de la corona inglesa, ese estado que se jacta de ser desarrollado, y que no puede permitir esas cosas, porque ¿es acaso Inglaterra una república bananera? Les duele que les digan esto a un país colonialista, imperialista, que supuestamente se jacta encima de ello, con mucha flema, flema marca de país, para justificar la ocupación de territorios ‘salvajes’ para esquilmar recursos con la excusa de llevar allí los avances del progreso humano, y que luego si los norteamericanos usaron esa excusa para luego meterse en América latina y en el mundo árabe, con el argumento versionado de llevar allí la democracia, fue por algo, porque ellos son el hijo y los otros el padre, y esto es así. Y Sarah Everard era una mujer que iba caminando sola por la calle de vuelta a casa después de cenar con amigos, y vino un poli, la metió en su coche, la violó, la mató y la dejó tirada por ahí. Y nadie se enteró de que el poli dijo que era poli cuando ya estaba juzgado y condenado, por si las moscas, que bastante guerra habían dado ya las mujeres saliendo a las calles en plena pandemia como para que ahora la gente se planteara el concepto del monopolio de la violencia, quita, quita, calla, calla, que no. Que aquí paz y luego gloria. Y punto y s’acabao.

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