Antes de empezar, un poco de contexto. Estamos en el año 2012, en plena revolución, en el mes de Abril, Aprilis, para los historiadores de la revolución.
Apenas quedan unos meses, nueve, para ser exactos, para que desaparezca el dinero de una vez por todas. No veo la hora. E
Hace unos días, yo y otros ultrasicópatas más, estuvimos viendo arder a una viejecita de 80 años que, tras su desahucio, se quemó a lo gonzo en el Partenon. La gente sabía que éramos ultrasicópatas, y nos temen. No saben bien qué somos y por qué estamos aquí ni cuál es nuestro plan. Pero no nos importa. Es bueno que nos teman. Hay mucha gente mala por el mundo. Y tenemos que protegernos de ellos, de los neurotípicos, o peor aún, de los sicópatas puros. Esos que aparentan ser buenos y engañan incluso a los puros de corazón. Pero a nosotros, no nos pueden engañar. Porque compartimos red neuronal, y les olemos a kilómetros. Podríamos poner nuestras habilidades al servicio de la red invisible, pero nos expulsaron mucho tiempo ha, en tiempo de la Edad Mágica Ocura, pero eso es otra historia, que contaré, os lo prometo, en otro momento, pero ahora, no.
Como ya sabréis, los estados europeos han caído y ahora todo está es privado, todo está en manos de las grandes corporaciones. ¿Y qué fue de las cárceles? ¿Y qué fue de la justicia? ¿Y qué fue de los códigos legales, de las constituciones, de los reglamentos, de las leyes y normas que llenaban estanterías y estanterías físicas y virtuales de los archivos europeos? Pues todo papel mojado. Ahora, solo existe la justicia popular, organizada por la plataforma electróncia Populus, y nosotros, al igual que todos los delincuentes del planeta, campan a sus anchas por todos los rincones.
Solo hay una empresa, Protector, a nivel global, cuyo amo feudal es Mc Cain, que es la única que se encarga de proteger y de llevar ante la justicia popular a los delincuentes. Pero aunque tiene un ejército global, compuesto por un millón de personas, de momento, está en sus inicios y es una estructura francamente insuficiente, para todo el mal que se expande por el mundo.
Tenemos conocimiento de que Mc Cain ha tratado de contactar con nosotros para que nos sumemos a su proyecto. Parece que como es un cyborg inmortal, sus criterios morales son menos escrupulosos que los de los invisibles. Pero de momento, aún no hay pacto. Pedimos completa libertad de movimientos, impunidad y nunca compadecer ante la justicia. Estas son nuestras condiciones. Al parececer, todavía se lo están pensando, porque no hemos recibido respuesta.
Y hasta aquí el contexto. Quien no se haya situado ya, que avance como pueda por estas líneas. De todas formas, no es imprescindible. Aquí cada uno tiene lo suyo, y cada cual vive la revolución a su manera. En términos globales, esto es lo que está pasando.
Y ahora, al tomate. Que ya estábamos tardando.
Y este tomate, no es otro que el de narrar cómo fue que sacamos de la cárcel al bueno de Mudsley.
¿Pero no habías dicho que no había cárceles? En efecto, lo he dicho. Pero también he dicho que no estoy aquí para narrar la revolución al completo. Las cárceles como tales, han desaparecido en Occidente. Pero, pero, PERO siempre hay excepciones, y esa excepción que confirma la regla en United Kingdom. Si quieres saber más, sigue leyendo.
(1) Para conocer del todo lo que aquí el contexto de la novela te remitimos a la obra El año de la abolición del dinero, en Universo Borg.