novela de crímenes
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El alegato final
—Tiene la palabra el abogado de la defensa. —Debemos admitir que respetamos la manera de pensar de todo el mundo, así son las libertades en EEUU. Miren a este hombre. Es difícil de clasificar. Por un lado es investigador, por otro, empresario de la industria del sexo. Este hombre crea 2000 puestos de trabajos al año y genera riqueza para nuestro país. Este hombre es una buena persona. Pero las buenas personas no están exentas de las cosas malas que…
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Declaración de Rosa, Rosae, la prueba de convicción
—La defensa llama a declarar a la testigo Rosa Gonzálvez Eresma. —Hola, Rosa, ¿podría explicarle al jurado cuál es la relación que le une al doctor? —Trabajo para él. Soy su asistente, su secretaria. Además, le quiero como a un hijo. —¿Por? No he conocido a nadie que quiera a su jefe como un hijo. —Lo entiendo, él es único. Me gustaría que hubiera sido mi hijo. Por eso le quiero, y sueño que lo es, aunque en el fondo…
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Segundo día de juicio: declaración del siquiatra, el doctor Holtz.
—El fiscal llama a declarar al doctor Holtz, trabajo en la sede neoyorquina de Un Mundo Feliz. —Doctor Holtz, ¿puede decirnos a qué se dedica? —Soy neurólogo, psiquiatra e investigador. —¿Puede explicarle a los miembros del tribunal, con palabras que todos conozcamos, qué hace? —Si quiere, le pongo un ejemplo con el paciente y ya, de paso, hablo de la prueba. —Estupendo. —Bien, en ese caso, la prueba consistía en someter a una especie de interrogatorio a la parte subconsciente…
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Del capítulo que sigue al descubrimiento del cuarto cadáver
Querido lector, soy el narratario, esta fea palabra que la Teoría de la literatura se ha inventado para denominarme. Me explicito para avisarte de que volvemos al tiempo en que empezó la novela, el descubrimiento del cuarto cadáver. A partir de ahora ya no te confundiré con el tiempo de narración; de ahora en adelante, la trama rosa, que se contaba de atrás adelante, y la trama negra, que se contaba de adelante a atrás se fundirán en una narración…
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KD: El segundo cadáver
—Doctor Roger, una semana después y nos volvemos a ver. ¿A quién le echamos la culpa ahora? ¿Al destino? —Eso del destino es una cosa de antiguos. —Sí, mejor le echamos la culpa al azar. Tengo aquí muchas casualidades que están deseando pasarse a la categoría de causalidades. Dos cadáveres, uno por semana. Ambos mueren en circunstancias violentas en su local. Y nadie sabe ni se entera de nada. Tenga aquí la orden de registro, en la que se pide…
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NEGRO: Aparición del cuarto cadáver
Nada es tan débil que no pueda alcanzarte.El águila, la liebre y el escarabajo.Fábulas de Esopo. —Está bien. Voy a ponerme manos a la obra. En estos momentos, me alegro más que nunca de haber sometido el negocio al cumplimiento de una estricta metodología. —Se puede, don Roger. —Rosa, perdona, no es que quiera resultar descortés, pero… —Lo siento, lo siento, se me ha vuelto a escapar. —Querida Rosa, ya te he explicado en más de una ocasión que ese…