De lo poco que conocemos de la cotidianidad de los personajes de esta historia, sabemos que días antes del crimen, M.A., el marido de M., le había pedido que fuera a la casa a poner las fundas, porque él no sabía hacerlo. Este detalle ha pasado completamente desapercibido, salvo para algunos cuantos internautas, quizás porque el patriarcado naturaliza algunos hechos de lo ocurrido, haciéndolos pasar como completamente normales y cotidianos, cuando en realidad no lo son. M., de la que…