Ya decía yo que no quería tener hijos, pero mi mujer se empeñó. Y por culpa de ella, a su muerte, yo fui nadie sin ella, un estorbo, un ignorado, un inútil para mis hijos. Y cuanto más los aburguesas, dándoles dinero, dinero para la casa, dinero para el aire acondicionado, dinero para los nietos, para un nuevo coche que se ha estropeado, para amueblar la cocina, cuanto más los aburguesas, más individualistas se vuelven, más egoísta es su corazón,…