El 17 de agosto del 2017, una furgoneta paró justo debajo de una de las pinturas del pintor Joan Miró pavimentadas sobre las Ramblas. Apenas había transcurrido un segundo cuando una de sus puertas se abrió, y de ella, se vio salir la figura de un joven que en seguida se difuminó entre el caos de una ciudad herida. ¿Pero quién era este joven?
En su devenir mental, no figuraba un número exacto de las personas que acababa de matar, pero si una clara consciencia de que aquello que él y sus amigos habían estado tanto tiempo preparando, ese secreto compartido, esa meta soñada, esa unión emocional, ese propósito vital que se había llevado por delante, por azar, a parte de su grupo, ahora cobraba todo su sentido porque él había logrado por otros medios hacerlo realidad.
**Este texto forma parte de un trabajo realizado para el doble grado de Crimonología e Informática de la URJC en la materia de Formas y tipos de delicuencia. Próximamente será publicado, cuando termine la fase de evaluación.