De la clase humilde colombiana, aquellos que la burguesía colombiana prefiere ignorar, surge Arrieta, con fuerza, con ganas de vivir y de comerse el mundo. Desde muy temprano, vive entre dos realidades, y va saltando de una a otra, de su origen a su meta, de forma natural, sin olvidarse a ninguno en el camino. Y lo ha hecho así, de tal forma, que todo está inextricablemente ligado, cohesionado, para que la máquina funcione, y porque al fin y al cabo, tanto la clase humilde como la burguesía, solo quiere una cosa: más dinero.
CONTINUARÁ